viernes, 15 de julio de 2016

EN EL NOMBRE DE DIOS



“En el nombre de Dios, el Clemente, el Misericordioso

¿Ha alcanzado al hombre un periodo de tiempo en que no hubiese nada mencionado?

Nos hemos creado al hombre de una gota de esperma, de mezclas. Le probaremos, puesto que le hemos hecho oyente, vidente.

Nos hemos conducido a la senda, sea reconocido o incrédulo.

Para los incrédulos hemos preparado cadenas, argollas y fuego.

Para los puros beberán de un caso en cuya mezcla habrá alcanfor, de una fuente en la que beberán los servidores de Dios. Conducirán sus aguas donde quieran.

En la vida mundanal eran fieles a sus votos, temían el día cuyo daño había de ser inmenso.”

El Hombre. – Azora LXXVI


Siglo XXI:

¿Pueden  el raciocinio y la ciencia subordinarse al contenido de los textos antiguos de las distintas religiones?

 ¿Podemos como hombres libres aceptar una nueva inquisición ofreciendo simplemente la otra mejilla? 

 ¿Hasta qué límite la libertad individual permite que el miedo a la muerte violenta  doblegue a la libertad colectiva sin la defensa a muerte del pensamiento destructivo?

Solamente la ciencia y la ilustración pudieron con la Inquisición. Muerte y barbarie  bajo la ignorancia teñida de religión.
Ningún Dios está por encima del hombre. Todos los Dioses están al lado del hombre, complementando su pequeñez frente al Universo.

Solamente los necios e ignorantes creen entender en la palabra escrita, el fiel reflejo de su existencia, sin comprender que el mayor error es olvidar que no estamos solos en el mundo. Que nuestros distintos somos nosotros mismos en el espejo de nuestra otra existencia.

No existe hombre tan poderoso que no subyugue ante la naturaleza humana, pero solamente los ignorantes se creen por encima del resto de los hombres,  y sucumben de igual manera ante la propia vida: nacemos, vivimos y morimos.

Caminamos juntos hacia una raza única que veremos en cientos de años, pocos miles tal vez. Pero siempre habrá un violento que hará llorar a unos muchos. El éxito se alcanzará el día en que los violentos estén solos, sean un único  y los muchos no lloren al único.

Las llamadas civilizaciones ya no existen. Ya no es posible ninguna alianza con nadie que sea único. Solo la vida o la muerte. Matar o morir. Es la guerra. No la guerra del hombre contra el hombre, sino la guerra del hombre  contra el pensamiento, ya sea bueno o maligno. Para con el bueno  encontraremos la paz, el desahogo, el hombre mismo. Para con el maligno encontraremos la nada, el olvido, el nadie.

Hoy todos los hombres del mundo tenemos que unirnos en la transformación intelectual de los textos religiosos en textos de paz, de libertad, de unión. Todas las religiones del mundo deberían unirse bajo las Naciones Unidas que representan el pensamiento bueno y desterrar de la palabra escrita toda referencia a la violencia, al odio, al daño, al dolor, a la desigualdad entre semejantes ya sean hombres o mujeres, ancianos o niños, blancos, negros o amarillos.

La batalla contra la barbarie necesita de un nuevo escenario que hoy nadie ha utilizado. La Ilustración Religiosa. Es tiempo de nuevos textos, de nuevos libros, de nuevas escrituras, de nuevas redacciones sin perder nuestras bases. Sin perder nuestra esencia.  De nuevas escuelas de pensamiento que liberen la religión de los yugos de su  historia. De adaptar nuestra filosofía de vida por medio de la palabra escrita llevada y ensalzada hacia un camino de paz. Es tiempo de quemar los textos utilizados como escudos para la guerra,  y redactar nuevos textos que sean utilizados como escudos para la paz.

La religión no puede marcar el camino del hombre hacia la guerra. La religión no puede ser el faro que lleve al hombre a su destrucción. Hombre y mujer iguales, necesarios y complementarios. La religión no puede estar representada en libros de odio, de barbarie, de guerra, de misoginia, de violencia. Seguirá habiendo violentos, odiosos, bárbaros, misóginos y guerreros, pero reflexionada la doctrina, todos ellos se convertirán en un único que estará solo, en conversión hacia la nada.  

Es estrictamente necesario para la supervivencia de la humanidad,  que desde el mundo occidental invitemos al resto del mundo a cónclaves entorno a los escritos religiosos, dotándolos de revisión y colocando  el consenso de las creencias en el lugar del universo que se identifica con el hombre del siglo XXI : Dios y el hombre en el mismo plano como complemento el uno del otro en la lucha diaria por la supervivencia humana. 

Y aceptados los nuevos textos, usos y costumbres por una mayoría mundial… Desterremos de una vez para siempre la parte de nuestra historia que nos une al pasado oscuro y dejemos que cada Dios sea el que represente al hombre en paz, y que cada hombre viva con la paz de su Dios. Impongámonos como hombres libres el respeto ganado por nosotros mismos, no solamente con la defensa de las armas, sino con el convencimiento intelectual por medio de los nuevos textos.

Y que sea palabra de Dios y del hombre al mismo tiempo.


14/07/2016
Á nos amis morts.



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