lunes, 28 de septiembre de 2015

CATALUÑA: OFFSIDE?

CATALUÑA, ¿OFFSIDE?

Tras las elecciones autonómicas de ayer, queda al descubierto la verdadera situación de presente y de futuro para España.

Lejos de la aventura desairada de los nacionalistas separatistas, a los que somos nacionalistas españoles se nos muestra una burla histórica de muy difícil empaque: España vuelve a la misma situación de encrucijada que hace 80 años.

Por un lado, una ideología encriptada a la par que inconclusa, enfrentada, desorganizada como la que aglutinan los partidos de ideología progresista y republicana. Sin proyecto de país, ni de exigencia a sí mismos frente a la exigencia colectiva, pero unidos frente al adversario y muy activos en la calle.

Por otro lado, el pensamiento único de país, de Estado, de integración viva, de exigencia global, de conservadurismo, de atropello al ciudadano . Sin una clara aceptación de la cesión y la aceptación y con el inmovilismo por bandera, tanto individual como colectivo.

Este es el enfrentamiento que marcó la etapa más negra de nuestra reciente historia moderna: tres años de sangrientos enfrentamientos, del discurso por la imposición de mi artículo 21 de bemoles, de cuarenta años de sangría social y económica, y de otros cuarenta de alegría desenfrenada, de avance social y de una equivocada construcción social basada en el despilfarro, la falta de criterio constructivo, la falta de sociedad, la saciedad tanto individual como colectiva, la deficiente formación social, el individualismo, la carente solidaridad real frente a nosotros mismos en contra de la mostrada hacia el exterior, la escasa planificación,…Bastantes aciertos, pero muchos errores, el peor de todos: la inacción colectiva.

Pero a diferencia de entonces, hoy la inmensa mayoría de la sociedad tenemos algo que no teníamos los españoles antaño: Formación. Y la inmensa mayoría de los ciudadanos sabemos que no vamos a caer en las mismas tentaciones violentas, porque las herramientas son otras, porque las soluciones son otras, porque el entorno también es otro. Y la paz social, nuestro fin.

Y entonces, ¿ahora qué?



En este blog ya mostramos nuestro análisis de qué es el nacionalismo, cuáles son sus valores y cómo se combaten. Por lo tanto a lo expuesto nos referimos (ref. nuestra entrada en este blog de enero 2014). Pero por otro lado, del análisis de los resultados de ayer, obtenemos las siguientes conclusiones:

La población de Cataluña es de 7.391.133 habitantes a Enero de 2015 (fuente INE). de los cuales, tuvieron derecho a voto 5.314.913 personas ( el resto son menores de edad y extranjeros sin derecho a voto).

Acudieron a las urnas un total de 4.115.807 personas, que representan un 77,44 % lo que fortalece de manera notable los resultados obtenidos y genera asimismo una carga moral importante a tener en cuenta en el análisis de resultados.
La suma de los votos en blanco así como los votos nulos, no alcanzó el 1%, por lo que resultan inmateriales a la hora de analizar los resultados.

El voto total de los separatistas ascendió a 2.060.418 personas ( resultado de la suma de votos obtenidos por JxSí + CUP + Unió) lo que equivale a decir que el 50,06 % de las personas que acudieron a votar, están por la separación de Cataluña del resto del estado español. Hecho muy notable y de vital trascendencia porque supone el equilibrio más inestable que existe: el de la banqueta de 2 patas o lo que es lo mismo, una verdadera fractura social en la mitad de la población.

Si tenemos en cuenta la representatividad que suponen los votos separatistas frente al total de participación, representan solamente el 28,15% de los votos emitidos, lo que impide a los nacionalistas cantar la victoria, y debería de ser un freno suficiente a la hora de imponer su voluntad por la vía de la voz más alta y de la falta del respeto al ciudadano de enfrente.

Por lo tanto, la conclusión clara es que las elecciones de ayer no sirvieron en absoluto para resolver un problema, sino todo lo contrario, para hacer el problema mucho mayor.

De los 40.555.540 de españoles existentes a enero de 2015 ( la diferencia con los 46.439.864 habitantes censados corresponde a extranjeros), 2.060.418 españoles separatistas catalanes ( 5,80% ) plantean abiertamente su separación política, económica y administrativa del resto del Estado.

Y aquí, ha llegado el momento de tomar una decisión. Y como todas las decisiones que suponen una fractura social, va a ser dolorosa. Pero no podemos continuar más tiempo negando el enfrentamiento social que todos sabemos que no va a acabar nunca. Y no lo va a hacer porque la cesión de competencias desde el Estado central hacia las comunidades autónomas (término muy mal elegido por cierto, hubiera sido mucho mejor el término de comunidades regionales ) ya hace tiempo que se excedió en mucho, hasta el punto de debilitar al Estado en competencias que le son propias tales como la educación, la seguridad, hacienda y Justicia. Competencias que para los socioliberales son de obligado registro y desempeño del Estado.
Por tanto, sabiendo que no podemos ceder más competencias, si no se devuelven parte de las que hay, ¿Cuál de las dos sociedades enfrentadas va a ceder?

No es posible más cesión. Ni más negociación. Ni más retorcer el lenguaje en busca de lo indescriptible. Ni por supuesto el tan llevado estado federal por el que abogan los socialistas y que cuando intentan explicar, sencillamente no explican nada porque saben que el estado federal posible, ya está implantado y hace tiempo que se estiró todo lo que se podía.
Ni el tan llevado reconocimiento de la “ particularidad diferencial” del hecho catalán porque como bien dijo un catalán ilustre por su inteligencia “los catalanes nos diferenciamos del resto en que estamos llenos o contaminados de Pérez, Díaz y demás …” No recuero con exactitud sus palabras, pero alabo su inteligente y fina ironía y suscribo el fondo de la idea expuesta por el Sr. Boadella.

A parte de la lengua que es un valor a proteger en igualdad de condición que el castellano ¿cuál es el hecho diferencial? ¿Es que de verdad algún español está en contra de la sardana, del resto de folklore catalán, de fama de tacañería, o de su maravillosa concepción de lo social? Solamente los dirigentes políticos nacionalistas con el único afán de proteger y justificar su propia existencia, son capaces de vender esta idea.

Pero volviendo a lo que deberíamos de hacer para afrontar este problema de una vez por todas, ¿ no creen que ya va siendo hora de que hagamos en España un referendum para responder a la pregunta de si aceptaría usted la separación política, administrativa, económica y social de una parte del territorio español?
Y
En caso de contestar “si” a la pregunta anterior, ¿Cómo aceptaría usted la cesión del patrimonio español a la parte separada, por cesión en el tiempo o por compra venta?



Y a lo mejor, el resultado nos sorprendería a todos. Porque muchos españoles acabaríamos diciendo que sí, que se marchen de una vez, bien pagando la parte que corresponda o bien por cesión en el tiempo del uso del patrimonio ( cada parte mantiene sus ingresos y gastos y durante un tiempo ( en años) se mantiene el uso y disfrute del patrimonio español.). Solamente los españoles en su conjunto, podemos decidir qué queremos para España.

El referendum debería de hacerse en el próximo año como muy tarde, para no desligar más la situación en el tiempo.

Se habilitarían un domicilio fiscal en cualquier territorio español para aquéllos españoles residentes en Cataluña que quieran trasladar sus derechos y obligaciones a España, aunque físicamente sigan residiendo allí. Y lo mismo con las empresas que quieran trasladar su sede social para acogerse a los derechos y obligaciones españoles.

Si esto ocurriese, Cataluña acabaría arruinada en pocos años, solamente los ciudadanos que mantuvieran la nacionalidad española a pesar de seguir viviendo allí, mantendrían un estatus económico razonable y las empresas que cambiaran su domicilio fiscal al resto de España, seguirían dentro del euro. El resto, en su mayoría no beneficiada ( porque siempre habría una clase dirigente que mantendría un estatus económico fantástico), conocería la escasez y la falta de opciones económicas. Y tras varios años de sufrimiento, acabarían solicitando su vuelta a España y aquí es donde se habría acabado por muchas generaciones, la tontería nacionalista.

Y esto sería así, porque no hemos sabido ni diseñar bien España, ni poner freno cuando debimos ponerlo. Aún estamos a tiempo, pero casi se ha acabado. Pero esta vez, no será un derramamiento de sangre, sino de dinero.

Es evidente, que si en el referendum saliera el no. Igualmente el dinero sería la herramienta para tomar el control de la comunidad autónoma, con los mismos fundamentos que los esgrimidos en este mismo blog cuando explicamos el concepto de los nacionalismos.



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