sábado, 14 de diciembre de 2013

DE NUEVO, EL PROBLEMA DE LA EDUCACIÓN.

Ya tenemos una nueva reforma educativa. Y van siete. Si lo lógico es que una reforma educativa perdure durante al menos 25 años ( plazo mínimo que debería ser el adecuado para valorar los resultados con pequeños ajustes) estaríamos, aplicando un sencillo cálculo, hablando de la historia de la educación en los dos últimos siglos
.
Pero no. Hablamos por asombroso que parezca de los últimos 40 años.

Cada uno de los ministros de educación a quienes les tocó dar la cara con cada una de las reformas educativas, aseguraron que cada una de ellas, eran las adecuadas para sacar a España de los últimos puestos del ránking mundial en valoración de los sistemas educativos. Que iban a dotar a nuestros jóvenes de los conocimientos adecuados para competir a nivel mundial y potenciar nuestro tejido productivo en el futuro.

Teniendo en cuenta que los resultados año tras año han sido sonoros fracasos en los test de valoración. Que España sigue en los últimos puestos en resultados de educación. Que nuestros jóvenes continúan sin tener mentalidad adecuada para crear pequeñas redes de creación de valor añadido. Que continúan teniendo miedo al fracaso. Que no les gusta arriesgar ni salir fuera de las fronteras ( en general ). Que tampoco les gusta arriesgar dentro del país, ¿podemos pensar que esta nueva reforma va a ser una reforma que perdure y suponga un punto de inflexión en la formación y en los resultados?

Cada cual tendrá su opinión evidentemente, pero hay un denominador común a todas las reformas que llama la atención y que puede ser el desencadenante de tanto fracaso: Todas las reformas fueron políticas y no educativas. Fueron hechas por políticos y no por técnicos. Y además, la educación no fue tenida en cuenta por ningún gobierno de la democracia como un factor de inversión, sino como un factor de gasto necesario ( conceptos que son absolutamente contrarios a la línea de pensamiento en los países punteros en resultados de los test de educación). Entonces ¿cómo podemos pensar que ahora sí habremos acertado?

Desde nuestro blog apuntamos cuando hablamos de la educación que el entorno familiar era uno de los grandes problemas en la formación de nuestros jóvenes, de hecho apuntamos que había que crear las escuelas militares de ámbito civil para reorientar los casos extremos de desaprovechamiento académico e implantar los exámenes de evaluación a los 14 y 16 años, lo que generó alguna crítica en el blog, siempre bien recibida por dura que fuera. Que hacía falta establecer un gran pacto político para fijar un % mínimo del PIB para formación. Que no puede ser la formación un concepto de gasto sino de inversión permanente en estructura fija de país. Que entendíamos que la obligatoriedad de la enseñanza no podía continuar en los 16 años, sino que tendría que alcanzar a los 21 años mediante una orientación universitaria o una formación profesional, ambas en libre elección de los ciudadanos, pero de obligado cumplimiento. Y como principio básico irrenunciable del socioliberalismo, la educación ha de ser igual y única, en igualdad de oportunidades y de exigencias en todo el territorio nacional, y bajo el mandato del poder estatal por ser uno de los principios básicos indelegables de todo estado moderno.

Imaginemos que conseguimos poner de acuerdo a todos los partidos políticos para que cada uno de los que tienen representación en las cámaras, nombre a un representante técnico. Uno solo por cada uno de ellos. Que cada uno de los elementos conformantes de un sistema educativo (profesores de formación profesional, bachiller y ESO, representantes de las facultades de CC de la Educación, de las facultades de psicología, representantes de los padres de alumnos, de las distintas asociaciones y técnicos, etc ) nombran a su vez a un representante técnico. Imaginemos que todos los representantes técnicos nombrados (entorno a una treintena ) son todos técnicos con experiencia, capacidad, conocimiento y sensibilidad suficientes para ser considerados expertos en educación. Imaginemos que con ayuda de nuestras embajadas, España paga a estos técnicos estancias cortas en los países donde los sistemas educativos obtienen mayor puntuación y se dedican a analizar las cualidades de dichos sistemas. Imaginemos que a la vuelta, estos técnicos se “ encierran” en un parador nacional durante un tiempo indefinido para concretar y consensuar un sistema educativo aplicable en España. E imaginemos que los políticos lo único que hacen es aprobar el sistema educativo propuesto por consenso por estos técnicos, sin manipulaciones políticas de ninguna clase con un pacto para 20 o 25 años. E imaginemos que dotamos al sistema resultante de financiación adecuada. ¿Creen que el sistema educativo podría perdurar y que mejorarían los resultados? ¿sería este sistema una propuesta política o sencillamente sentido común?

¡Qué bueno sería para España que el sentido común volviera a los partidos políticos¡

iniciativas@socioliberales.com

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